Edición de José Miguel Caso González con la colaboración de Javier González Santos.
La obra de Jovellanos más difícil de editar con dignidad es, sin duda, su Diario. Aunque el texto preparado por Julio Somoza pudiera parecer definitivo, cuando se confrontan manuscritos y ediciones surgen multitud de problemas, cuya solución es difícil al haber desaparecido los originales. A estas dificultades hay que añadir las que se plantean a la hora de comentar el texto.
Por otro lado, pocas obras han conocido avatares tan lamentables como el Diario de Jovellanos. Al analizar manuscritos, ediciones e intentos de edición se conocerán los datos concretos de una historia llena de fanatismos, de incomprensiones y de mezquindades. Aparece ahora la cuarta edición de los nueve primeros cuadernos, y la segunda de los catorce, con la pretensión de que sea la definitiva, salvo lo que pudiera deparar la aparición de los originales de Jovellanos.

Edición de José Miguel Caso González.
Es frecuente que las cartas de un autor se releguen al final de sus obras completas, junto con los documentos biográficos. Es el caso de Jovellanos, sin embargo, el profesor Caso González les dio un lugar preferente, después de los escritos puramente literarios. La correspondencia de Jovellanos ocupa, así, cuatro volúmenes: el II ( de 1767 a junio de 1794), el III (de julio de 1794 a marzo de 1801), el IV ( de abril de 1801 a setiembre de 1808) y el V ( de octubre de 1808 hasta la muerte del prócer en 1811),
Varias razones movieron al profesor Caso González a editar la correspondencia y el Diario antes que el resto de las obras de Jovellanos. Primera, porque consideraba que las cartas y el Diario eran en su conjunto lo mejor de cuanto había escrito el polígrafo gijonés. Segunda, porque Jovellanos no se limitó a escribir cartas de compromiso o sobre asuntos puramente familiares, sino que en ellas volcó por entero su pensamiento sobre infinidad de temas que le preocupaban. Tercera, porque Jovellanos era como corresponsal un auténtico humanista y seguía la vieja tradición, aunque con un detalle importante: sus cartas no estaban pensadas para la publicación. Cuarta, porque es tal la cantidad de datos que aporta la correspondencia para explicar otras obras, que éstas no se podrían entender correctamente sin disponer del conocimiento previo de dicha correspondencia.

Es frecuente que las cartas de un autor se releguen al final de sus obras completas, junto con los documentos biográficos. En el caso de Jovellanos, sin embargo, el profesor Caso González les dio un lugar preferente, después de los escritos puramente literarios. La correspondencia de Jovellanos ocupa, así, cuatro volúmenes: el II (de 1767 a junio de 1794), el III (de julio de 1794 a marzo de 1801), el IV (de abril de 1801 a setiembre de 1808) y el V (de octubre de 1808 hasta la muerte del prócer en 1811).
Varias razones movieron al profesor Caso González a editar la correspondencia y el Diario antes que el resto de las obras de Jovellanos. Primera, porque consideraba que las cartas y el Diario eran en su conjunto lo mejor de cuanto había escrito el polígrafo gijonés. Segunda, porque Jovellanos no se limitó a escribir cartas de compromiso o sobre asuntos puramente familiares, sino que en ellas volcó por entero su pensamiento sobre infinidad de temas que le preocupaban. Tercera, porque Jovellanos era como corresponsal un auténtico humanista y seguía la vieja tradición, aunque con un detalle importante: sus cartas no estaban pensadas para la publicación. Cuarta, porque es tal la cantidad de datos que aporta la correspondencia para explicar otras obras, que éstas no se podrían entender correctamente sin disponer del conocimiento previo de dicha correspondencia.

El pensamiento político de Jovellanos tuvo una extraordinaria proyección a lo largo de todo el siglo XIX español. Sus huellas se dejan sentir entre el liberalismo doctrinario y el moderantismo, a los que aportó su idea de la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, el concepto de Constitución histórica o su defensa de un Senado aristocrático. Concibiendo la política como el arte de gobernar los pueblos para alcanzar la felicidad pública, Jovellanos no escatimó esfuerzos en analizar los problemas nacionales, y en proponer soluciones que garantizasen un progreso gradual y no revolucionario. Sus clarividentes respuestas a la crisis militar desatada con la guerra de la Independencia, o al incipiente problema de la emancipación americana, muestran a un Jovellanos pragmático, poco conocido, que se complementa con el hábil teórico, capaz de enfrentarse con éxito a los conceptos políticos fundamentales en su tiempo: la idea de Constitución, la descentralización territorial del poder, el origen de la sociedad y del Estado, la forma de gobierno más conveniente a la nación, la división de poderes o los derechos civiles y políticos. La ausencia de un tratado de política entre sus obras no ha oscurecido la relevancia de sus aportaciones en este campo, hilvanadas por igual en reflexiones, dictámentes, reglamentos, proyectos normativos y memorias.
Por vez primera se editan los Escritos políticos de Jovellanos, relegados a pesar de su importancia para comprender nuestro constitucionalismo histórico. El volumen, acompañado por un extenso aparato crítico que incluye un detallado Estudio Preliminar, recoge un centenar de documentos, en su mayoría manuscritos inéditos; recupera ediciones originales y rescata textos que se habían considerado perdidos. Igualmente incorpora como complemento una amplia selección de fragmentos políticos extraídos de otros volúmenes de las Obras de Jovellanos.

Edición crítica, prólogo y notas de Elena de Lorenzo y Alvaro Ruiz de la Peña.
La historia de Asturias, la antropología, la geografía, la lengua, la economía, la agricultura, la industria, el urbanismo... todos estos asuntos se encuentran en la presente edición de los Escritos asturianos, observados e interpretados por la mirada que Jovellanos dirige a su país. Dado que esta visión de Asturias es la de uno de los más señeros ilustrados españoles, en estas páginas las realidades locales se enriquecen con una perspectiva cosmopolita y crítica, y el lector no sólo conoce la historia del Principado y la Asturias del siglo XVIII, sino que llega a percibir la Asturias futura que el gijonés concibe, no como un deseo utópico, sino como una realidad que podía llegar a ser. Investigaciones históricas, instrucciónes académicas, proyectos municipales, representaciones ante el Estado..., todos estos esfuerzos, incardinados en un proyecto de conocimiento tanto particular como general de Asturias, dejan constancia del quehacer cotidiano, de la confianza en el progreso y de la idea que un ilusionado soñó y no pudo ser.
La publicación por parte del Ayuntamiento de Gijón, en colaboración con el Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII de las Obras completas de Jovellanos, según el proyecto ideado y materializado por José Miguel Caso González, expresa la necesidad y conveniencia de "ofrecer al público una edición fiable, crítica, legible y definitiva, en cuanto pueda serlo, de toda la polifacética obra de don Gaspar".
Dicho proyecto contempla la aparición de quince tomos repartidos según el siguiente plan: volumen I (Escritos literarios), volúmenes II al V (Correspondencia), volúmenes VI al VIII (Diario), volumen IX (Escritos asturianos), volumen X (Escritos jurídicos), volumen XI (Escritos políticos), volumen XII (Escritos sobre educación y literatura), volumen XIII (Escritos económicos), volumen XIV (Escritos histórico-artísticos) y volumen XV (Escritos varios). De este modo ve la luz el mayor y más importante proyecto editorial promovido nunca por el Ayuntamiento de Gijón.

Esta edición de las "Cartas del viaje de Asturias" de Jovellanos no pretende ser una más de las tradicionalmente llamadas Cartas a Ponz. Lo que la hace singular es que, lejos de ir destinada al público en general y más específicamente a los eruditos y aficionados de Jovellanos, busca en este caso a un lector joven, estudiante de Lengua y Literatura Españolas, que la leerá como objeto de estudio y comentario.
Por su variedad temática, riqueza de contenidos y accesible estilo, estas cartas —con las pertinentes indicaciones o comentarios del profesor— pueden marcar un hito esperanzador en la estimación que los jóvenes estudiantes tienen de la lectura histórica, al tiempo que ven incrementado su —probablemente— precario conocimiento de la cultura asturiana en varias de sus muchas manifestaciones.
Complementario del nutrido epistolario privado jovellanista, las Cartas del viaje de Asturias recogen la mirada del ilustrado que no sólo ve lo que es, sino también lo que podría ser. Constantemente Jovellanos describirá la realidad y dibujará otra dimensión posible, mejor, y las reformas necesarias para alcanzarla. Advertimos así la plena conciencia de que la identidad de Asturias no es sólo su presente indicativo y su pasado, sino también el futuro condicional. El país de los ilustrados es más lo que quiere ser que lo que es, porque la patria ha dejado de ser pasado —el lugar de los padres—, para convertirse en proyecto de porvenir —el lugar de las generaciones futuras—.

Como fue habitual entre los escritores ilustrados, esta obra tiene poco de literario auqnue provenga del mismísimo Gaspar Melchor de Jovellanos, quien además de su faceta creativa dentro de la literatura, tuvo gran labor pública en el campo de la política, donde se ocupó de redactar obras críticas similares a este Informe sobre el expediente de la Ley Agraria.

1ª edición.

Las obras incluidas en esta antología se escribieron entre 1780 y 1805. Antes de 1780, fuera de las poesías y de las dos piezas dramáticas, los escritos conocidos de Jovellanos son obras de circunstancias. Después de 1805 redacta muchas e importantes cartas, informes y consultas. Una buena parte de los escritos de Jovellanos son consecuencia directa de los cargos que desempeñó.(De la Introducción de José Miguel Caso González)

Jovellanos, ministro de Carlos IV, perteneció a la mayoría de las Reales Academias y a la Sociedad Matritense de Amigos del País. En 1808 se unió a la resistencia contra la invasión francesa, formó parte de la Junta Suprema Central y participó en la preparación de las Cortes de Cádiz. Autor de una amplia obra literaria, la parte más extensa de su obra la constituyen numerosos escritos y ensayos en prosa, de los que esta edición ofrece una muestra. "Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas" es una de las más importantes reflexiones que produjo el siglo XVIII español acerca de la sociología del ocio y de la influencia del teatro en la moral y las costumbres públicas. "Informe sobre la Ley Agraria" se convirtió desde su aparición en un clásico del pensamiento liberal en lo referente a los problemas del campo español.